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Invertir en Canarias

21 Jun , 2013  

Canarias está pasando por una de las más grandes crisis de su historia, con el mayor nivel de paro de los últimos cincuenta años, lo que está desestructurando nuestra sociedad sin que se recuerde una situación similar con miles de niños que van al colegio sin desayunar. Paralizado el importante sector de la construcción, que no remontará en varios años por el enorme stock de viviendas terminadas sin vender y por la restricción de los créditos bancarios, hacen falta nuevas inversiones que reactiven la economía. Las administraciones públicas, que han visto recortados sus ingresos por la caída de la recaudación de impuestos, no han reestructurado suficientemente su dimensión para adaptarla a la nueva situación, por lo que no disponen de recursos para invertir. Mientras, la iniciativa privada se ve impotente y no consigue obtener licencias para nuevos proyectos en un tiempo razonable, si es que finalmente las logra.

En estas circunstancias, ningún inversor foráneo puede tomar la decisión razonable de invertir en Canarias, y los pocos empresarios locales con posibilidades se van desmoralizados a intentarlo fuera.

Esto tiene mucho que ver con las leyes medioambientales y del territorio que nos hemos dado, que se concibieron para mantener Canarias intocable, pero sin tener en cuenta que tenemos una población joven que quiere y necesita trabajar y que el primer sostenible tiene que ser el canario.

Como ejemplo, la anulación parcial por parte del Tribunal Superior de los planes Insular y de Ordenación Turística de La Palma, después de un recorrido de casi diez años de informes e informaciones públicas de todos los organismos competentes, partidos políticos , sindicatos, y población de la isla.

Hemos de pensar y decidir muy seriamente qué queremos para las Islas. Viene a cuento en este caso una conversación que sostuve hace algún tiempo con un amigo muy preocupado por la conservación del medio ambiente. Yo le comentaba el drama social y económico de los 300.000 parados y la necesidad de una actuación urgente por parte del Parlamento para simplificar las normativas y facilitar las inversiones, para generar actividad económica y empleo, y él me decía que no, que había que mantenerlas y completarlas para frenar la construcción de nuevas infraestructuras. Me decía que en Canarias no cabe más gente y que la solución era que emigraran los parados.

La filosofía de mi amigo coincide plenamente con el fin perseguido por nuestras leyes medioambientales y territoriales de no crecer y que se vayan los que sobren, estrategia que ni yo ni creo que gran parte de la población compartimos, por lo que se debería abrir un gran debate para decidir qué es lo que más nos conviene.

El turismo es la más importante fuente de actividad económica y de empleo en el mundo, con expectativas de un gran crecimiento futur, y es nuestra única esperanza de cambio. Europa tiene 740 millones de habitantes que desean y pueden en su mayoría viajar en sus vacaciones y disfrutar de un gran clima y atractivos naturales. Pero para que vengan es necesario ofrecerles muy buenas infraestructuras, terminales cómodas en los aeropuertos, carreteras ajardinadas, marinas, campos de golf, buenas playas y paseos marítimos, excelentes instalaciones hoteleras y de ocio, todo ello acompañado de un gran servicio.

El desarrollo de este modelo precisa de inversiones, pero los inversionistas huyen de aquellos lugares donde normativas poco claras y restrictivas generan dilaciones en la obtención de licencias e inseguridad jurídica. Miami, Orlando, Singapur, Dubai, Mauricio, Bali o Macao han afrontado este debate y se han decidido por compatibilizar el desarrollo sostenible, creciente actividad turística y buenos empleos.

Hay que abrir este debate en Canarias. Tenemos mejores condiciones que los destinos apuntados para ser un paraíso de vacaciones, destinos que apostaron por el bienestar de su población compatibilizado con el desarrollo sostenible. La solución está en nuestras manos.

Foto: Turismo de Tenerife

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José Fernando Cabrera (@josefernando.cabreragarcia) es empresario hotelero y expresidente de Ashotel

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Un comentario

  1. Ni siquiera hace falta tocar nada de nuestro patrimonio natural, hay suelo clasificado para aburrir. No es un tema medio ambiental, a mi entender, sino de limitación (eliminación) de la competencia. Las leyes se cambian y a quienes las promueven también. Importante dejar ya de usar lo del territorio, frágil, compartimento y ultraperiférico… porque es mentira.

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