Fórmate y avanza

Liderar no es aplicar autoridad

5 Dic , 2014  

Gestionar un equipo, liderar sin necesidad de aplicar la autoridad y avanzar con proactividad entre los empleados, aunque parecen conceptos y métodos de trabajo eficaces, casi indiscutibles y potenciados desde el coaching entre los empresarios, parece, según he podido observar, que no es ni mucho menos una realidad extendida.

Imaginemos a dos jóvenes con estudios superiores y capital suficiente como para poder iniciar un proyecto empresarial en el ámbito de la restauración y hostelería, con una idea gastronómica innovadora, llamativa y que tendrá la viabilidad necesaria como para poder ampliar locales a medio plazo por el resto de la isla. A estos dos jóvenes, no obstante, les falta algo entre tanto positivismo y adorno de sueños: no tienen experiencia directa en la gestión y en el servicio en un establecimiento de este tipo. En estos negocios no sólo hace falta poder exponer verbalmente ante la entidad bancaria la rentabilidad de tu iniciativa, sino que es imprescindible que los clientes salgan con ganas de volver, con satisfacción y provecho de haber invertido entre 15 y 20 euros por persona en ese establecimiento, y no en cualquier otro.

Imaginemos también que estos jóvenes hacen una llamada de socorro a un gran profesional y gran persona, con dilatada experiencia en los departamentos de restaurante y bar de los hoteles, con el objetivo de que haga de salvavidas en técnicas de venta, acogimiento de comensales, elaboración de todo tipo de bebidas, servicio de mesas, etc. Ese gran profesional acepta con la única condición de que se le respete la autonomía en hacer productivo el establecimiento, siendo claramente más un favor personal que un contrato a cambio de una remuneración económica mensual.

Imaginemos que pasan los meses y ese pequeño espacio en medio del casco histórico de La Laguna, que comenzaba a gatear con tambaleos e inseguridades, se convierte poco a poco en el punto de encuentro de moda de turistas, familias, jóvenes y parejas que desean una sonrisa, un buen plato, una atención excelente y, sobre todo, desean ver la magia que sólo la naturalidad de las cosas hechas con cariño pueden ahondar tanto.

Y ahora, cuando gracias a esa llamada de socorro, cuando el fondo de caja supera el fin de semana los 5.000 euros, las inseguridades se hacen notar con el fin de que esa pérdida de poder no sea evidente y querer demostrar que el jefe es el jefe a costa de lo que sea, a costa de la pérdida del personal encargado de que todo vaya de forma inmejorable. Y si el dueño y jefe del local le dice al «subordinado» que se vaya una hora antes del cierre del local y éste prefiere no abandonar a su compañera «subordinada» por simple ética profesional, por simple humanidad y trabajar hasta el final a cambio de absolutamente nada, dando aún más agilidad y satisfacción a la clientela, qué triste es escuchar: «Yo soy el que manda aquí»… Imaginemos el resto de la historia.

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Alberto Martínez Rodríguez es ‘couch’ ejecutivo del sector hotelero y formador ocupacional en hostelería

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