Futurismo Canarias

El líder del futuro, creador de sueños e ilusiones

9 Feb , 2015  

No es la primera vez que comparto mis reflexiones sobre la parte más humana de los que nos dedicamos al turismo. Todos los que hemos tenido la oportunidad de trabajar activamente en las trincheras de un hotel sabemos que la esencia de nuestra profesión es lidiar con personas de todo tipo. No sólo me refiero a los clientes de diversas nacionalidades y preferencias, sino a los que forman el corazón del negocio: su personal.

El significado de la palabra lidiar sería el equivalente a luchar, combatir, batallar para ganar algo a favor de una meta común. Para los que hemos llevado equipos de personas en hoteles, sabemos que la batalla del día a día no es sencilla, pero no me gusta equiparar esta experiencia a la guerra. Concibo el término lidiar como la capacidad que tiene un líder de convencer y persuadir a su gente para luchar y esforzarse día a día por conseguir un sueño colectivo.

No creo ciegamente en consultores externos que vengan de ‘iluminados’ a decirnos cómo debemos dirigir a nuestras plantillas y motivar a nuestro personal para que sea más feliz en su puesto de trabajo y, por ende, sacar lo mejor de este equipo. Es cierto que estos consultores nos pueden enseñar a desarrollar ciertas pautas emocionales que no hayamos adquirido como individuos y nos ayuden a empatizar más y mejor con nuestros equipos, saber comprenderlos y ejercer como mejores líderes.

Con estas herramientas podríamos ser capaces de manejar sin miedo nuestras emociones y sentimientos, y ponerlos al servicio de la organización. Nosotros somos los que mejor conocemos los entresijos de nuestra empresa y las circunstancias por las que atraviesan nuestros colaboradores, así que no hay nadie mejor para crear poderosos estímulos en nuestra gente para lograr los objetivos marcados. camareras de pisos felices

Sé que muchos directores generales y empresarios son muy reacios a emplear palabras tales como felicidad, sentimientos, corazón, sueños e ilusiones dentro del entorno laboral. Sin embargo, al tratar de vender servicios a nuestros clientes son esos los conceptos que más utilizamos. Si tratamos de convencer a potenciales clientes de que nos visiten con el objeto de que sean felices, ¿por qué no crear sueños e ilusiones en nuestros propios empleados?

Los que nos hemos formado en entornos de alta disciplina nos sentimos cómodos ejecutando planes de acción que nos ayuden a conseguir objetivos, a ser más productivos, eficaces y rentables. Podemos cumplir a la perfección con ratios y presupuestos, creemos en la simplificación de procesos y luchamos por reducir gastos e incrementar ventas. Lo que ocurre es que no todo nuestro personal ha sido formado en estas disciplinas, y por mucho que impartamos cursos de formación en la materia o les hagamos partícipes de cuáles son nuestras metas, nunca lucharán como nosotros. La gente más comprometida y cercana a nuestros ideales empresariales podrá llegar a entender y compartir nuestro esfuerzo, incluso trabajar arduamente en ayudarnos a conseguir nuestros propósitos porque se sienten identificados con nuestra actitud, ejemplo y perseverancia.

Sin embargo, nuestros colaboradores nunca lucharán con nuestro mismo ahínco y pasión si no los convencemos de manera más emocional y humana. En la mayoría de los casos, si los objetivos van alineados con el salario, no les quedará más remedio que sacrificarse, si no quieren sufrir una reducción de sueldo a final de mes o de año de acuerdo a los complementos variables que se pactan por consecución de resultados.

La principal prioridad de un líder debería de ser impulsar a su gente a esforzarse cada día por convicción y no por imposiciones o condicionantes. Creo firmemente que hemos de evolucionar en ciertos conceptos y no tener miedo a sustituir la palabra objetivo por ilusión, aunque el significado y el trasfondo sea el mismo. Productividad por felicidad, porque cuando eres más feliz das lo mejor de ti, rentabilidad por satisfacción, y otras muchas palabras. Deberíamos comenzar a hablar un nuevo lenguaje empresarial mucho más humano y emocional que se aplique a todo tipo de empresas y principalmente a las que integran el sector turístico, cuya esencia son las personas que hacen felices a otras personas.

Seguro que al leerme muchos creerán que algún gurú del coaching me ha trastornado, pero con esta reflexión no dejo de ser igual de práctica y resolutiva que de costumbre. Creo firmemente que para movilizar e inspirar cambios en las personas hemos de ilusionar. No es casualidad que nuevos líderes políticos hayan emergido aprovechando una coyuntura de decepción y desaliento colectivo.

Los líderes del futuro hemos de evolucionar con los tiempos y ser capaces de llegar al corazón de las personas. Sólo así alcanzaremos nuestros sueños individuales y colectivos.

Eres un líder si tus acciones inspiran a otros a soñar más, a aprender más, a hacer más y a ser mejores (Jack Welch)

 

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Guacimara Magdaleno (@MagdalenoG) es socia fundadora de Futurismo Canarias (@fu_turismo) y directora en Futurcan

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2 Comentarios

  1. Yo no lo dudo ni por un segundo.
    En mi experiencia cuando he tenido o conseguido equipos felices , todo ha ido mucho mejor.
    Por que sino cuando somos felices como personas las cosas nos van mejor ?
    Buen artículo

  2. Aarón C dice:

    Equipo Feliz ganamos todos.

    Una vez más un artículo muy interesante. Felicidades.

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