Alfonso José Sánchez, director del hotel Marquesa
La de Alfonso Sánchez (Badajoz, 1967) es una vida muy viajada, “de trotamundos”, tal y como él mismo define. Vivió hasta los 11 años en diferentes ciudades del Sáhara Occidental, donde su madre y su padre eran profesores, quienes le inculcaron el amor por la historia y la literatura. De carácter muy inquieto, inició estudios de Física, Ingeniería y Filosofía que no terminó, porque se fue a trabajar a Nueva York como director de tienda de una de las marcas de Inditex. Tras 16 años, emprendió y montó una empresa de nuevas tecnologías en Puerto Rico y Miami, tiempo tras el cual regresó a Tenerife, donde viven su hija y su hijo, para trabajar de directivo en empresas turísticas. Desde hace casi un año dirige uno de los hoteles más emblemáticos de Puerto de la Cruz, el Marquesa. Se muestra crítico con algunos turoperadores, que tratan a los clientes “como ganado” y considera que Canarias debe trabajar más en origen el perfil del cliente que le interesa. Entre sus hobbies, es un amante de la literatura; tiene varios libros de poesía publicados y es integrante de la Junta Directiva del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias. “Soy un poeta que vive de la hotelería”, asegura. Gran defensor del asociacionismo empresarial, está convencido de que, como en todos los sectores, “la unión hace la fuerza”.
‒Tras este amplio recorrido personal y profesional, recala usted en Tenerife para hacerse cargo de la dirección del histórico Hotel Marquesa, de Puerto de la Cruz. ¿Qué cree que pudo atraerle a la propiedad del hotel de su trayectoria?
Bueno, pues la verdad es que creo que han valorado mi lealtad profesional, además de mi trayectoria en la dirección internacional de grupos de trabajo de empresas multinacionales. Lo cierto es que me gustan los nuevos retos profesionales, que suelo asumir con bastante pragmatismo, optimismo y creatividad. Así que, en ese sentido, estoy muy agradecido a la propiedad del hotel (don Antonio y doña Irina), así como a toda la plantilla, por la confianza depositada en mí y la gran oportunidad que me han brindado para dirigir un hotel emblemático como el Marquesa, una de las cunas de la hotelería en Canarias.
‒Precisamente, el Marquesa es un hotel con un recorrido histórico muy destacado, fundado en 1887 por la familia Cólogan, y es justo la Historia, con mayúsculas, una de las facetas que a usted le apasionan, gracias en buena medida a su educación familiar. ¿Cuáles fueron los principales objetivos que se marcó al entrar en el hotel?
La primera, sin duda, fue ceñirme estrictamente a las directrices de la propiedad y, la segunda, tratar de conseguir las metas en eficiencia y rentabilidad marcadas por la empresa, pero siempre sin perder la esencia originaria de la clasicidad e idiosincrasia del hotel. Piensa que este hotel si no el primero en crearse en Tenerife, uno de los primeros, y existe un libro de Nicolás González Lemus que narra su historia.
‒Por su experiencia como gestor de equipos, ¿dónde cree que está hoy la clave para construir equipos motivados y con compromiso? ¿y cómo dignificar más la profesión?
La clave, a mi modesto entender, reside en una muy buena formación, una buena política salarial vinculada a la consecución de resultados y a una buena y pragmática conciliación de la vida laboral y personal. Cuando en los años 90 residí temporalmente en Honolulu (Hawái) me llamó muchísimo la atención que a partir de las 17 horas cerraban casi todas las tiendas de todos los sitios, incluidos los centros comerciales y que, en el hotel, el servicio de habitaciones y limpieza no trabajaba ni los sábados por la tarde ni los domingos, siendo Hawái un referente en hostelería, no solo americana, sino en todo el Pacífico. Con posterioridad me explicaron que el Gobernador (John David Waiheʻe III, primer gobernador nativo) se había pagado la carrera de Derecho trabajando de camarero en hostelería y que, por lo tanto, proyectaba cierta sensibilidad hacia el sector terciario o de servicios. La profesión se dignifica haciendo más esfuerzo en la formación y en una moderna política salarial, donde, además, desde las instituciones públicas se atienda con urgencia las demandas de los diversos colectivos que conforman este sector. Me gustaría que un camarero/a se sintiera orgulloso de serlo y que fuera bien reconocido socialmente. Y quien dice un camarero, dice una camarera o camarero de pisos, un recepcionista, un técnico de mantenimiento…
‒¿Cómo es su día a día al frente del Marquesa? ¿cuáles son los mayores retos o principales obstáculos que solventar a diario?
Cada día es diferente, dependiendo de las necesidades importantes y/o urgentes. Yo le digo a mi personal todas las mañanas que es “un nuevo día en el paraíso”. El filósofo, político y poeta inglés del siglo XVII John Milton expuso en su grandísima obra El paraíso perdido que el Cielo o el Infierno representan estados de ánimo, antes que espacios físicos; y eso se puede extrapolar al ámbito laboral. Mi responsabilidad en liderazgo, además, es transmitir optimismo y que realmente “no hay problemas, sino retos”.
‒Y tras su experiencia laboral en Estados Unidos, ¿qué aprendizajes o competencias le han servido luego en su desarrollo profesional en Tenerife?
La política empresarial americana pivota sobre dos ejes principales de actuación: el primero, sobre la eficiencia en la consecución de los objetivos; y el segundo, en una retribución salarial vinculada a las necesidades de los trabajadores, siempre dependiente de la productividad de la empresa. No es mejor trabajador el que “echa más horas”, sino el que consigue que la empresa mejore sus balances. Por eso aludo a eficiencia y no a eficacia. Tenemos que aprender y aprehender mucho del mundo empresarial americano, sin perder la perspectiva social que siempre nos ha caracterizado a los europeos.
‒El modelo turístico en Canarias se construyó hace años en base a una alta dependencia de la touroperación, que aún hoy es un eje importante de la comercialización de muchos establecimientos hoteleros. ¿Hacia dónde cree que debería avanzar esta relación entre touroperadores y hoteles?
Pienso que tenemos que ser menos ‘aerodependientes’ (dependientes de las compañías aéreas) y menos ‘turodependientes’ (dependientes de la turoperación). Tenemos un muy buen producto final, y no es que tengamos la sartén por el mango, es que… la sartén es nuestra. Así que debemos trabajar más el visitante en origen y no permitir que las compañías aéreas de low cost nos “viertan” aquí un visitante de cualquier índole y a cualquier precio. De hecho, yo les pregunto a algunos clientes que qué hacen aquí y la sorpresa es que no saben responderme; es decir, ven una imagen de una playa (que igual no es ni de Canarias), un sol y un precio… y se tiran de cabeza. El “Canarias, seguro de sol” es una pegatina casposa y obsoleta que nos estamos quitando de encima y que ya no representa en el siglo XXI a nuestra hotelería de vanguardia y ‘ashoteliana’. Otro punto y aparte es el turismo “alcohólico-festivo”; aquí, obviamente, no tenemos ni queremos otro Magaluf, sino más bien un turismo vinculado al enriquecimiento del visitante en lo cultural, ecológico, gastronómico, deportivo, sostenible… valores en los que nosotros tenemos todo lo necesario para podernos diferenciar. Como anécdota personal-lingüística, deberíamos hacer reflexionar a muchos “conocedores del sector” si saben de dónde viene la palabra turismo y lo que significa. Tenemos que rebelarnos también contra la tiranía de las páginas de reviewers, ahora más que nunca, porque esas páginas nunca se van a preocupar tanto de si cumplimos o no unos estándares de calidad empresarial, como si se pueden reservar las hamacas de la piscina con toallas, que en la mayoría de los casos son de dudosa presentabilidad. Como digo yo a mis compañeros, “el cliente NO siempre tiene la razón, pero SÍ que es lo más importante para nosotros”, al más puro lema americano.
‒¿Cómo está viviendo el actual debate social en torno al modelo turístico y económico de Canarias? ¿dónde pondría usted el acento de ese malestar social?
Hay tres palabras que para mí deberían actuar como varitas mágicas: regulación, inspección y sanción. No hay más magia que explicar. El sector de la vivienda vacacional sin regular está dañando mucho al sector hotelero y erosionando a pasos agigantados la calidad de vida del canario. Es decir, no puede ser que el Hotel Marquesa tenga que ajustarse a una normativa turística muy estricta la vivienda vacacional tenga un control totalmente laxo. No puede ser que el “volcado” de visitantes a cualquier precio sea de proporciones indecentes, sin antes haber una planificación de sostenibilidad ecológica, económica y social. Mi hijo, por ejemplo, no puede coger una guagua en La Paz (Puerto de la Cruz), porque cuando pasa ya va llena de turistas, precisamente de este tipo de alojamiento, y esto supone un drama laboral y familiar si la persona que espera ese transporte es una camarera o un cocinero. Capítulo aparte es la degradación por saturación de las infraestructuras eléctricas, depurativas, medioambientales, sanitarias, etcétera. Y caso de vital importancia es la inexistencia alarmante de viviendas para alquiler residencial, que es uno de los ojos del huracán a día de hoy. Después no nos extrañemos de que la sociedad civil se manifieste NO contra el turismo, sino contra su falta de regulación. Además, este tipo de manifestaciones son aprovechadas de forma ladina y pretenciosa por nuestros competidores en destino.
‒Si estuviera en su mano diseñar los currículos educativos del alumnado de Canarias en la etapa de Secundaria, por ejemplo, ¿qué contenidos específicos relacionados con el turismo incluiría? ¿vería una asignatura concreta de Turismo en estas edades?
Las instituciones educativo-pedagógicas tienen que venir de la mano de Ashotel muchísimo más de lo que lo vienen haciendo. Hay que modernizar temarios, en idiomas (vinculados a la hostelería), seguridad alimentaria, sostenibilidad, visitas a las compañías de transporte, visitas a las agencias de viajes… además de asignaturas en las que se pongan en valor nuestros parques naturales, nuestros museos, nuestros centros históricos, nuestras instituciones culturales, etcétera. Como reflexión puedo decir que casi nadie sabe que el museo de arte contemporáneo más antiguo y pionero de España está en Puerto de la Cruz, el Eduardo Westerdhal, que es una sección originaria del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias, a la sazón una institución histórica en la divulgación de la cultura a nivel nacional e internacional, también en Puerto de la Cruz. El turismo es el gran músculo económico de Canarias, y como tal, merece un cuidado y una “medicina” especial.
‒¿Cómo ve la ‘salud’ del sector hotelero?
Creo que la mejor herramienta médica para la salud del sector se llama Ashotel Tenemos una patronal hotelera y extrahotelera ejemplar y moderna. No solo como faro que nos guía, sino también como viento que nos impulsa. Metafóricamente, yo con mi barquito hotelero, al igual yo solo surcando los mares viajo más rápido, pero navegando en la flota de Ashotel seguro que llego más lejos y cruzo océanos. Además, la asociación me parece un foro moderno de debate, en el que, incluso, por mentes preclaras se ha abordado la iniciativa de la retribución por encima del convenio entre otras cosas. Nos quedan retos muy importantes: energías alternativas, hoteles ecosostenibles, ahondar en perspectiva de género, igualdad, equidad, diversidad funcional… y sin perder de vista la Agenda 2030. También nos queda una labor de marketing social por hacer. Yo he preguntado a varios amigos fuera del sector que si conocen Ashotel, y ellos me dicen que si tienen descuentos para residentes, jajaja, es verídico. Igualmente, a nivel profesional, considero que el éxito total llegará el día en el que nuestros trabajadores defiendan nuestra asociación. Eso pasa por que en alguna medida todos los segmentos del sector tengan por lo menos voz en Ashotel.
‒Entre sus aficiones y casi labor diaria está la de escribir poesía, con varios libros editados. ¿Cómo es eso de que usted es un poeta que vive de la hotelería?
Pues sí, soy un humilde poeta. Tengo casi una decena de publicaciones, la mayoría en USA, además de tres propuestas literarias diferentes y me enorgullece formar parte de la junta directiva del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias.
‒¿Qué otra profesión considera que le habría gustado tener de no haberse dedicado a la actual? ¿Recuperará sus estudios de Filosofía o Ingeniería?
Como poeta me encontraría bien trabajando en cualquier trabajo honrado, levantándome cada día con el pensamiento de hacerlo lo mejor posible y acostándome con la tranquilidad de haberlo, si no conseguido, al menos sí intentado. Un trabajo honrado dignifica mucho a un poeta. Sobre mis estudios de Astrofísica e Ingeniería, creo que será difícil que los retome, aunque no descarto acabar los de Filosofía.
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Solo por em e tusiasmo q pone el lo q dice y hace hay q apostar por el grupo. Demuestra un bagaje cultural y animico q engancha. Animo y suerte para esa asociacion. Saludos a los canarios en general
Estoy muy de acuerdo con tus observaciones y argumentos de hostelería. Tu experiencia es una muestra de lealtad al trabajo bien hecho. No dudo que el hotel a tu cargo, funcione p erfectamente, ya que eres una persona responsable y preparada e inteligente. Te felicito sinceramente. Te conozco más como poeta que como hostelero. Admiro tus habilidades, Alfonsito. Me encantaría tener alguno de tus libros.