Mi idea al participar en este blog es contribuir al cambio de una situación preocupante en el sector turístico canario: la difícil y, hasta fechas recientes, escasa colaboración entre las empresas del sector y las universidades y otros centros de investigación (en lo que sigue, la Industria y la Academia). Los métodos internacionalmente aceptados de medir la innovación dan mucha importancia a las actividades de I+D (gasto, personal, proyectos) y sus resultados (publicaciones, patentes, start-ups) a la hora de decidir si un sector económico es mucho o poco innovador. En estas actividades la colaboración entre la Empresa y la Academia se considera tan relevante que aspectos como el prestigio de las universidades, las publicaciones científicas y las patentes y marcas registradas tienen tanto peso como el grado de emprendeduría o el capital riesgo a la hora de decidir si un país, región o sector económico innovan. Y es precisamente aquí donde el sector turístico se muestra poco innovador, con un peso en el gasto en I+D muy por debajo del peso de esta actividad en el PIB.
Se ha dicho que el turismo tiene ciertas particularidades respecto a otras actividades económicas que hacen que sus innovaciones resulten poco visibles: buena parte del conocimiento de los productores de experiencias turísticas es informal y localizado y las innovaciones son fácilmente imitables por los competidores, por lo que los beneficios de las patentes y otras ventajas competitivas que incentivan la I+D en otras industrias no son tan atractivos para un sector que, no obstante, innova de otra manera. Aunque es un problema común a todas las actividades de servicios, los organismos internacionales y los países más desarrollados plantean políticas específicas para hacer frente a estos problemas, de las que la siguiente tabla puede considerarse un resumen.
Profundizaremos más adelante sobre estas ideas y planteamientos, por el momento me interesa proponer una explicación complementaria a la escasa colaboración entre la Industria y la Academia: que no nos entendemos. A nadie se le escapa que gestores e investigadores tenemos culturas emparentadas pero distantes: ambos resolvemos problemas, pero trabajamos con ritmos y horizontes distintos y nos preocupan, frecuentemente, problemas diferentes. Se le suele echar la culpa de esto a la persistencia de una “cultura empresarial” poco abierta a la innovación y desconfiada respecto a la utilidad práctica del conocimiento científico, aunque yo quiero plantear (e intentar remediar) que los investigadores también tenemos nuestra parte de culpa. Demasiado a menudo somos incapaces de explicarle a audiencias “no iniciadas” la relevancia práctica de nuestros resultados ya que la divulgación no está en nuestra “cultura académica”. En el transcurso de mis investigaciones he aprendido mucho de los profesionales turísticos, así que intentaré que mi participación en este foro sirva para devolverles parte de ese conocimiento y, ojalá, recibir nuevas aportaciones que permitan enriquecer la utilidad pública de mi investigación.
Foto: Turismo de Tenerife
cultura empresarial, I+D, innovación turística, investigación, universidades
Si continuas utilizando este sitio, aceptas el uso de las cookies. Más información
Las opciones de cookie en este sitio web están configuradas para "permitir cookies" para ofrecerte una mejor experiéncia de navegación. Si sigues utilizando este sitio web sin cambiar tus opciones o haces clic en "Aceptar" estarás consintiendo las cookies de este sitio.