Recientemente he pasado unos días en uno de los mejores hoteles de Tenerife y quería compartir con ustedes algunas opiniones. De entrada no quiero que entiendan estas palabras como una crítica, porque no soy nadie para hacerlo ni tampoco es mi objetivo con este post. Pues bien, dicho esto, quería empezar por resaltar aspectos tremendamente positivos de este maravilloso y lujoso establecimiento de 5 estrellas lujo: un tremendo campo de golf, una limpieza extrema en todo el lugar, una atención de los profesionales que se encuentran en contacto directo con el cliente muy cercana…
Es evidente que cada establecimiento tiene su encanto, unos sus vistas, otros sus piscinas o playa particular, otros su gastronomía y otros sus campos de golf. Es evidente que por mi formación no soy el indicado para cuestionar o investigar si los hoyos del campo de golf están diseñados de manera correcta. En lo que primero me fijo al entrar al comedor de un hotel es en una serie de cosas que para mí son lecciones básicas aprendidas con cada jefe de cocina con quien he trabajado. De este emblemático lugar tenía curiosidad por conocer su bufé, del que numerosos turistas que vienen buscando tranquilidad difrutan.
Tras varios post en los que he felicitado a compañeros jefes de cocina, en este veo obligado a dar un paso atrás en lo que considero correcto en cuanto al tratamiento que debemos dar a los alimentos para satisfacer a todos estos clientes que afortunadamente nos continúan visitando cada día. La cocina hay que cuidarla. Veamos algunos ejemplos:
No hace falta invertir un dineral en traer ostras francesas, carne de kobe o verduras ecológicas, es simplemente darle el toque de cariño y buen hacer con cada uno de los platos que componen el menú. Pensé en poner una sugerencia, porque no era lógico que un 5 estrellas lujo pudiera cometer estos “errores”, pero como dije al principio, quién soy yo para hacerlo. Nos guste o no, en mayor medida el finlandés, el alemán o el noruego conocen mejor que nosotros lo que es calidad y lo que no. Y a mi modo de ver las cosas, yo como cliente pico una vez pero no dos. Lo peor de todo es cuando te preguntan colegas de profesión y hay que ser sincero.
Cuidemos lo nuestro. Si no nos dan los medios, como cocineros difícilmente lo lograremos. Si el empresario invierte en calidad, yo como cocinero elaboraré y ofreceré esa calidad y la promocionaré para que el cliente la conozca y se la recomiende a sus familiares cuando vengan a Tenerife a jugar al golf, descansar y comer bien. Es importante pensar en esto, porque quizá el cliente elija otro destino y eso no solo le perjudica al empresario sino también a numerosas familias que viven de esta maravillosa rama profesional llamada hostelería.
Pienso que un 5 estrellas lujo no puede ofrecer la misma calidad y, en ocasiones, inferior que un 4 estrellas de hace 15 años. No nos engañemos, no engañemos a nuestros visitantes, que no son ilusos. Los alemanes conocen Tenerife mejor que todos nosotros, conocen las bodegas, los caminos, las montañas y, cómo no, dónde se come bien y dónde no. Cuidemos lo nuestro. ¿Es normal que un alemán se acerque y te comente su experiencia cuando estuvo en la bodega donde se produce, por ejemplo, el Arautava malvasía dulce? Deberíamos preguntárnoslo nosotros. ¿Sabemos lo que es?
Foto: Hotel Bahía del Duque
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