En la anterior entrada de esta serie dejamos a Puerto de la Cruz en su primera crisis turística: el colapso del turismo victoriano y la práctica paralización de la actividad turística portuense durante varias décadas, debido a las guerras española y mundial y la posterior posguerra. No está de más recordar este negro episodio de la historia canaria y portuense a todos aquellos que, en un exceso de optimismo acerca del desarrollo turístico, piensan que esta máquina, una vez que arranca, no se puede parar. Determinados shocks externos pueden llegar a detener por completo los flujos turísticos y desencadenar transformaciones de fondo en la estructura social de las sociedades emisoras alterando radicalmente sus comportamientos turísticos. Aquí no es tanto el impacto puntual de los conflictos bélicos y las crisis económicas precedente y subsiguiente, sino la transformación social que quitó el protagonismo en el consumo turístico a los burgueses rentistas y se lo cedió a las clases medias y, posteriormente, a las medias bajas.
Así que no conviene perder de vista que el desarrollo turístico que arranca en los años 50 en Puerto de la Cruz, aunque lo vinculemos con las fases iniciales del ciclo de vida del turismo moderno portuense, también es un intento de rejuvenecimiento tras el estancamiento y colapso del modelo victoriano o premoderno. La fuente clave aquí es el tomo de Ordenación Turística del Plan de Desarrollo Económico de la Provincia de Santa Cruz de Tenerife de 1963, que recoge la primera cifra de afluencia turística al municipio de la que tengo noticia (8.687 turistas en 1957) y describe un rápido crecimiento en los años siguientes (27.813 en 1962).
Aparte de constatar el arranque del turismo en la zona, con la construcción de 6 hoteles a partir de 1958 y la realización en algunos de hasta dos ampliaciones en los años siguientes, se incluyen previsiones sobre crecimientos desbordantes a corto plazo en la oferta portuense: hasta 4.000 nuevas camas entre 1963 y 1965. Esta previsión, en ese momento, suponía edificar, solo en Puerto de la Cruz, más del doble de las plazas existentes en toda la isla. Sin embargo, se quedaron tremendamente cortas, como podemos constatar en la siguiente tabla, que describe la evolución posterior de la oferta alojativa de la isla.
Evolución del número de plazas hoteleras en la isla de Tenerife. 1963-1980
Puerto de la Cruz |
Santa Cruz |
Resto isla |
Tenerife |
|||||
Plazas |
% hor. |
Plazas |
% hor. |
Plazas |
% hor. |
Plazas |
% hor. |
|
1963 (1) |
1.888 |
68,4 |
732 |
26,5 |
142 |
5,1 |
2.762 |
100,0 |
1973 (2) |
16.937 |
65,8 |
2.658 |
10,3 |
6.131 |
23,8 |
25.726 |
100,0 |
1980 (3) |
21.010 |
59,6 |
2.717 |
7,7 |
11.530 |
32,7 |
35.257 |
100,0 |
(1): Plan de Desarrollo Económico de la Provincia de Santa Cruz de Tenerife 1963. | ||||||||
(2): Informe sobre la Industria Turística de Tenerife. Marketur 1974 y Guía de Hoteles 1974 del MIT. | ||||||||
(3): Estadísticas de Turismo Receptivo 1980. Servicio de Desarrollo Económico del Cabildo de Tenerife. Los datos se refieren a la zonificación del Cabildo, por lo que no se corresponden exactamente con los datos anteriores, que tienen carácter municipal. |
Se trata de la Edad de Oro del turismo portuense, en que el municipio concentraba más de la mitad de la oferta turística de la isla y se caracterizaba por una clientela fundamentalmente extranjera y con cierto nivel adquisitivo. Volveremos más adelante sobre esta etapa y las consecuencias del crecimiento excesivo y desorganizado que se produjo en la segunda mitad de los 60. Pero no quiero acabar hoy sin comentar una última imagen que refleja claramente la mentalidad desarrollista y modernizante que subyacía a los planteamientos del primer plan de desarrollo turístico de la isla. Una mentalidad que no percibía ninguna disonancia estética entre la imagen de cabecera del Plan (el verdor del Valle de la Orotava) y los hoteles funcionalistas que aparecían en Puerto de la Cruz, o que no tenía reparo en denostar el paisaje urbano tradicional de Santa Cruz que, en definitiva, apenas era consciente de la importancia que iban a tener el sol y la playa en el mercado turístico que pretendían desarrollar. Aquí reside lo que he venido llamando el ‘pecado original’ de Puerto de la Cruz.
Foto: Turismo de Tenerife
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[…] mi anterior entrada sobre la historia de Puerto de la Cruz habíamos llegado a la que yo considero la verdadera edad de oro del turismo portuense: la segunda […]
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