La banca española se comportó mejor que la europea durante gran parte de 2016 en términos de resultados. Ello podría llevarnos a pensar que este sector ha comenzado a despegar tras varios años de sequía, pero tras analizar los resultados publicados al cierre de 2016, la conclusión es que el sector no acaba de despegar. Los ocho bancos cotizados (Popular, BBVA, Santander, Sabadell, Bankinter, Bankia, Caixabank y Liberbank) arrojan un ROE (rentabilidad sobre recursos propios) promedio ponderado de tan sólo el 5,7%, algo inferior al del anterior ejercicio, aún lejos de la normalidad. El sector hotelero de las Islas, inmerso en necesarios procesos de renovación, consulta atento en estos tiempos las opciones de financiación que tiene para sus negocios. El crédito crece, pero de forma muy selectiva y tiene una explicación que descansa en la evolución del negocio bancario y del impacto de la regulación en materia de recursos propios.
Analizando los resultados agregados de estas ocho entidades, conviene señalar el efecto del Banco Popular, pero las principales conclusiones serían las siguientes:
En síntesis, los resultados de 2016 del conjunto de la banca cotizada han sido globalmente malos, cayendo su ya reducida rentabilidad respecto a 2015 como consecuencia fundamentalmente del efecto Banco Popular. Si lo excluyéramos de la ecuación, el negocio en España ha seguido comportándose adversamente (caída del 0,5% del beneficio neto), y ello a pesar de la ya cuantiosa reducción de las pérdidas por deterioro de los activos. En el caso del negocio global, el beneficio neto sí aumenta (un 11,4%), pero no como consecuencia de una mejora en los márgenes de negocio (que se reducen), sino básicamente por las menores provisiones para el deterioro de activos.
Ante este panorama, es comprensible que el supervisor anime a las entidades a que sigan avanzando en la reestructuración del sector financiero en España, dado que el modelo de negocio tradicional ya no es viable ante una inevitable digitalización de los servicios y la entrada en el mercado de otros actores, tales como las empresas Fintech (plataformas de direct lending, de intercambio de divisas, de medios de pago, etc.), las grandes tecnológicas (Apple y Google por ejemplo), así como la proliferación de otras firmas de servicios de inversión reguladas e independientes. Sin duda, ello traerá consigo una mayor concentración bancaria, la transformación forzosa del modelo de banca existente, más reducciones de plantilla y más cierre de oficinas, así como la reconversión de las mismas.
En línea con lo anterior, la diversificación de las fuentes de financiación empresarial es un ejercicio necesario en cualquier empresa. Las industriales llevan años apelando a los mercados de capitales (mercado continuo, MaRF, MaB) y pensamos que las empresas del sector turístico deben plantearse seriamente reducir la dependencia bancaria y utilizar otros instrumentos de financiación para su crecimiento: ya han comenzado con las Socimis, pero existen otras fórmulas, como los fondos de crédito, las emisiones de renta fija, la inversión institucional privada o las plataformas online de direct lending, que complementan perfectamente a los instrumentos más tradicionales. Les animo a que se lo planteen.
Banco Popular, bancos, Core Business, inversiones hoteleras, operaciones financieras, renta fija, ROE, ROF, sector bancario, sector financiero, Socimis
Si continuas utilizando este sitio, aceptas el uso de las cookies. Más información
Las opciones de cookie en este sitio web están configuradas para "permitir cookies" para ofrecerte una mejor experiéncia de navegación. Si sigues utilizando este sitio web sin cambiar tus opciones o haces clic en "Aceptar" estarás consintiendo las cookies de este sitio.