Los valores son un must que cada vez menos turistas se dejan fuera de la maleta, especialmente cuando se trata de participar en la sostenibilidad del planeta. Y, si bien quien se aloja en un establecimiento hotelero no espera sentirse como en casa, hay ciertos hábitos que cada vez está menos dispuesto a tolerar sin que tengan un rastro negativo en su experiencia. El uso abusivo del plástico, por ejemplo. Al fin y al cabo, si durante todo el año se vive concienciado con el carácter dañino de este material, ¿por qué se tendría que dejar esta ética de lado por quedarse en un hotel?
EL POST EN 3 CLAVES
Este mes ha arrancado con una campaña de concienciación sobre el consumo del plástico que durante una semana ha animado a la población a evitar productos desechables de uso diario y que contengan envoltorio de plástico, así como a denunciar el envasado abusivo. Como resultado, las redes sociales se han visto plagadas con el hashtag #BoicotAlPlástico, que da nombre a esta iniciativa encabezada por Zero Waste España y con Greenpeace como entidad colaboradora.
Que lo hayamos dicho por activa y por pasiva en este blog es una muestra de todos los ámbitos en los que la sostenibilidad en el mercado turístico ya no es una opción. Y no sólo por el impacto que tiene la actividad para las personas y el entorno natural de la localidad donde se inserta, sino también porque los visitantes son cada vez más exigentes y sensibles con la realidad que les rodea.
Esto significa que el turista no solo espera encontrar un destino auténtico y comprometido con su patrimonio medioambiental y social, sino que además va a comunicarlo. Una cuestión que no es baladí para un negocio alojativo, cuyo establecimiento suele ser la primera toma de contacto del visitante con el destino turístico y cuya opinión, recordemos, es determinante en la elección de potenciales huéspedes a la hora de decidirse por un hotel u otro.
El uso del plástico por parte del establecimiento hotelero va a ser algo que a buen seguro va a llamar la atención del huésped, con la repercusión mediática y social que tiene el impacto de este material en el medioambiente. De ahí que no sean pocos los hoteles que hayan puesto en marcha acciones como sustituir las pajitas plásticas por otras biodegradables o reutilizables, eliminar progresivamente las botellas de un solo uso en las habitaciones, reemplazar las amenities por un dispensador único de jabón o hacer envases más grandes, e incluso cambiar los uniformes del personal para que no contengan poliéster.
Son medidas que están siendo adoptadas tanto por grandes cadenas como por establecimientos alojativos más modestos y que tienen una clara razón de ser: se han dado cuenta de que tener un propósito es rentable. Tal y como señala el último estudio de la consultora Edelman destinado al valor de la marca, dos de cada tres consumidores elegirían o rechazarían una marca en función del posicionamiento que esta adopte ante un problema social o político.
Esto es así porque, como hemos manifestado al inicio de este post, los consumidores son cada vez más sensibles a la huella que dejamos en el medioambiente y buscan ser partícipes con esta ética, eligiendo aquellas opciones del mercado que secunden esta manera de entender el mundo y el papel que se tiene en él. Se trata de una cuestión de responsabilidad, de la existencia de una serie de compromisos que impacten positivamente en el entorno de manera demostrable.
Es decir, hablamos de la Responsabilidad Corporativa (RC). Un modelo de gestión que entiende que el crecimiento del negocio tiene que ser sostenible en el tiempo y generar valor para las personas que lo integran, así como para la comunidad y el entorno donde se inserta. Esto trae consigo una serie de actuaciones que diferencian a la empresa y llevan aparejado un sentimiento de orgullo de pertenencia en la plantilla. En el caso que nos ocupa, esta apuesta puede aportar diferenciación, por ejemplo, al mineralizar y embotellar con vidrio agua propia para servirla en el hotel o invertir en detalles más modestos pero igualmente impactantes como hacer uso de pajitas de acero o cristal.
Ya sea por el uso del plástico o por cualquier otra cuestión que tenga una percepción negativa porque atenta contra un modelo de vida más sostenible, hay que tener en cuenta que no se trata de una tendencia, sino de un cambio. Y por lo tanto los hoteles que planifican su RC no seguirán una moda, sino el camino que ya se está trazando.
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