Es fundamental que para poder captar turistas en el sector del lujo conozcamos bien quiénes son, cómo se mueven y qué es lo que buscan. En Canarias llevamos años trabajando con este perfil, pero es cierto que aún hay muchos de ellos que se resisten a la experiencia insular, porque están más habituados al turismo urbano, el de las grandes ciudades.

El turista típico del ‘lujo urbano’ se caracteriza por viajar a capitales tradicionales, donde pueda mantener su calidad de vida habitual, acceder con facilidad a lujos, caprichos y experimentar vivencias diferentes y muy personalizadas.

Ciudades como París, Nueva York, Milán, Londres o Roma suelen ser sus principales destinos, lugares donde pasear por sus glamurosas calles, degustar sus especialidades culinarias, especialmente su alta gastronomía y sus vinos, hacer shopping de marcas en boutiques exclusivas y, por supuesto, alojarse en hoteles de ensueño.

Son ávidos consumidores de moda, diseño, arquitectura, historia, música, teatro, ópera… y todo siempre envuelto en la exclusividad, la opulencia y el entorno más sofisticado. Y este tipo de turista, además, es repetidor, más del destino que de un hotel en sí, salvo que este les demuestre que sobresale sobre el resto de la competencia del segmento.

Los hoteles que los reciben conocen exactamente su perfil y, conscientes de que el dinero no es un factor que esos clientes conciban como importante, se esmeran en que su experiencia sea única. Por ello el cuidado de este tipo de viajero es de una exigencia y esfuerzo máximos para los establecimientos que los acogen. Requerirán trámites ágiles en llegada, acceso seguro a la sala vip de los aeropuertos, los mejores coches, conductores discretos y serviciales, garantía de discreción máxima durante su estancia, asistencia 24 horas y facilidades y experiencias personalizadas solo al alcance de unos pocos.

Al contrario que el turista de lujo vacacional, que busca entornos más vacacionales (esquí en los Alpes suizos, playas en la Costa Azul o escapadas en veleros por las Islas Baleares, rutas enológicas por los Castillos del Loira, o alta gastronomía por la Toscana…), el turista del lujo urbano suele pasar estancias más cortas que le permitan concentrar en varios días la experiencia, tenerlo todo atado desde el principio y confiar en el hotel como el organizador de los hitos de su visita.

Entender cómo funciona este perfil de turista y pensar y ofrecer experiencias adaptadas a su target puede ser muy interesante para el futuro de hoteles que se encuentren fuera de su órbita habitual. En el caso de Las Terrazas de Abama, en Tenerife, nos centramos en ofrecer escapadas y programas exclusivos, poniendo a nuestro personal al servicio del cliente para ayudar a personalizar al máximo su visita.

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Ángela García Carrasco es directora general de hotel

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