Hace poco leí un artículo muy interesante sobre coaching educativo, del que lamentablemente no recuerdo título y no puedo enlazarles en este post, pero en términos generales hablaba de esos segundos previos a los que se enfrenta el docente antes de entrar en el aula. Ese breve espacio es idóneo para detenernos, observar, observarnos y hacernos cinco preguntas:

1. ¿Influirá mi estado de ánimo durante la sesión lectiva?
2. ¿Voy a enseñarles algo que podrían aprender por sí mismos?
3. ¿Seré capaz de aprender algo de mis alumnos?
4. ¿En qué podrá mejorar mi sesión lectiva el buen uso de las TIC?
5. ¿Aquello que enseñé tendrá alguna aplicación en la vida real de mis alumnos?

La verdad es que estas preguntas me parecen clave; un docente tiene como objetivo enseñar, trasmitir conocimiento, pero en el cómo lo hace está, desde mi punto de vista, el quiz de la cuestión.  El aprendizaje es un descubrimiento diario, donde el profesor hace de guía, de soporte, donde enseña contenidos a través de unas estrategias capaces de cautivar a los alumnos, capaces de enamorarlos. Pero no solo el alumno aprende y el profesor enseña, sino que el conocimiento se da en ambas direcciones.

En mi experiencia como docente destacaría el respeto al conocimiento, al tiempo de espera en las respuestas, el no juzgar conclusiones precipitadas, el hacerles entender a nuestros alumnos que una de nuestras misiones es acompañarles en ese descubrimiento diario de este sorprendente mundo del aprendizaje donde todo es posible, donde nadie está por encima de nadie, porque el saber no ocupa lugar y nunca estorba.

La verdadera sabiduría está en reconocer la propia ignorancia

(Aristóteles)

#desempolvandolaética

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Marisol Bardón es directora de Formación y Empleo de Ashotel y autora del blog #AhoraYo.

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