Cada vez tengo más claro que al trabajar en equipo tenemos la responsabilidad de hacerlo desde un lugar donde prime la empatía, la asertividad y el aprendizaje compartido. Partiendo de nuestra autonomía responsable y ofreciendo oportunidades para ir dando luz a otras posibilidades favorecemos el aprendizaje, al mismo tiempo que vamos aceptando la probabilidad de que el error se muestre, con la confianza de que si aparece sabremos qué hacer con él. El respeto en la diversidad de criterios y opiniones nos lleva a la aceptación de nuestras capacidades, competencias y conocimientos que ponemos a disposición del grupo. Son estas fortalezas de nuestra individualidad (sentimos, pensamos y hacemos) cuando las mostramos y las ponemos a disposición del equipo, la clave para generar alianzas y sinergias positivas.

Los directos de Ashotel nacen y se desarrollan bajo este escenario: ganas de aportar, de contribuir de alguna forma con algo diferente en un escenario nunca antes vivido. Así, un grupo de personas, ante el caos y la incertidumbre generados por esta crisis sanitaria −en ese momento no teníamos ni idea de las consecuencias que iba a generar la llegada de la COVID-19− se unen para dar luz a un nuevo proyecto, generando un espacio donde divulgar el conocimiento, de la mano de profesionales que de alguna manera estuviesen vinculados al sector turístico.

Esta unión se materializa en un proyecto que se ejecuta en dos temporadas con un total de 21 programas, 29 invitados y con un porcentaje de satisfacción en torno a un 80% de las más de las 500 personas que nos han acompañado. Creo que los datos hablan por sí solos y a mí solo me queda dar las gracias.

El aprendizaje que hemos tenido en la ejecución del proyecto ha sido muy enriquecedor; nos lanzamos a la piscina sin tener muy claro ni qué iba a suceder, ni qué repercusión tendría. Por no tener, ni siquiera teníamos claro que tendríamos las competencias para poner en marcha este proyecto. La duda se convirtió en un reto que dio lugar a una iniciativa nueva. Y entre reto y reto fuimos aprendiendo y fortaleciéndonos como equipo.

De cada directo tenemos muchas anécdotas, sobre todo promovidas por situaciones generadas minutos antes de salir a escena, y muchísimas frases y mensajes que nos iba aportando cada invitado e invitada. La ilusión que transmitían, su vocación, sus miedos, su pasión, el cómo hacen las cosas, hacia dónde se proyectan, qué soluciones plantean… Ha sido extraordinario mantener la escucha mientras éramos testigos de lo que se iba compartiendo, al mismo tiempo que nos nutríamos de sentir, porque la pantalla no impidió que esa esencia donde se asienta su profesionalidad se mostrara.

Para mí en particular, y este es uno de los aprendizajes con lo que me quedo de este proyecto, ha sido fascinante ver la capacidad que tenemos los seres humanos en situaciones de crisis e incertidumbre de continuar, de poner el foco en el ‘hacer’, sabiendo que hacemos lo que podemos con lo que tenemos. Bajar el nivel de exigencia nos permite salir del foco de la perfección, asumiendo el compromiso y la responsabilidad de nuestro propio proceso de aprendizaje y ejecución en la tarea.

El pasado 24 de noviembre terminamos el último directo de la segunda temporada. Ahora hacemos un pequeño parón. ¿Habrá una tercera? No lo sabemos, les soy sincera. De lo que sí estamos seguros es que de iniciar otro nuevo proyecto lo haremos desde ese espacio colaborativo donde la creatividad se nutre con la misma ilusión y entusiasmo, y con algún que otro miedo ¿por qué no? El miedo en ocasiones es un buen aliado porque nos reta a materializar y a poner a la luz nuestro mundo de ideas.

¡Muchísimas gracias por permitirnos hacer nuestro trabajo, aprender en su desarrollo y acompañarnos en esta aventura!

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Marisol Bardón es directora de Formación y Empleo de Ashotel y autora del blog #AhoraYo.

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