Desde la casita de mi abuelo

Huérfanos de patrimonio

12 Abr , 2021  

Imagino que lo saben. La etimología de la palabra patrimonio proviene del latín y deriva de patrimonium, es decir, lo recibido por el padre o pater. Tiene, por tanto, un marcado carácter sentimental y familiar, puesto que es lo que se recibe de un ser querido generalmente cuando este ha fallecido.

La UNESCO, en 1998, propuso definir al patrimonio comoel conjunto de elementos naturales y culturales, tangibles e intangibles, que son heredados del pasado o creados recientemente y donde, a través de esos elementos, los grupos sociales reconocen su identidad”. A mí, personalmente, me gusta completar esa definición añadiendo una frase que, a modo de definición ampliada, ha propuesto la Fundación ILAM para la defensa del patrimonio latinoamericano:El patrimonio cultural y natural es un bien común de uso social; es el legado de una intensa y permanente relación entre los seres humanos y su medio. Esta relación establece valores, costumbres y productos que la sociedad considera particularmente valiosos y los conserva como memoria viva”. Por tanto, el concepto patrimonio ha pasado con los años de ser un término básicamente relacionado con lo monumental y lo artístico a un término amplio con cabida de lo inmaterial, como las costumbres y las tradiciones. El patrimonio lo hereda una generación y lo transmite a la siguiente con el propósito de preservar, continuar y acrecentar dicha herencia.

Hace apenas 6 años que en la Asamblea de las Naciones Unidas se aprobó la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, junto con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). En ella se establece un marco mundial hasta el año 2030 para acabar con la pobreza extrema, combatir la desigualdad y la injusticia y solucionar el cambio climático, entre otras cosas, por medio de un conjunto de 17 ODS de obligado cumplimiento y que deben ser tratados de manera integrada. Uno de ellos, el Objetivo 11, manifiesta claramente que el turismo sostenible tiene la capacidad de mejorar las infraestructuras urbanas y la accesibilidad universal, de promover la regeneración de áreas en decadencia y de preservar el patrimonio cultural y natural, activos de los que depende el turismo.

Pero, ¿a dónde quiero llevarles con toda esta contextualización previa? Les estoy haciendo un recorrido reflexivo y mental para llevarles al suelo, al territorio y al campo. Llevo observando con mucha preocupación como cada vez nuestra sociedad, o al menos parte de ella, se ha ido desconectando, desapegando de nuestro territorio y de su patrimonio. Cuando nuestros padres y nuestros abuelos intervenían en el territorio para hacer una casa, una cueva, una huerta o un sembrado, siempre lo hacían y acudían al territorio desde el respeto: las paredes se levantaban con piedra seca, los caminos se empedraban, las casas se construían con los materiales próximos, los cultivos se rotaban, la tierra descansaba y se regeneraba. Sin embargo en la actualidad, considero que prima el uso egoísta de la naturaleza y del patrimonio, no se respeta lo original y heredado, y se acude al territorio y al paisaje con trastornos casi narcisistas. No se respeta a la naturaleza, a nuestra esencia como pueblo, y a nuestro patrimonio; cualquier cosa es válida con tal de que genere beneficio o diversión.

Se lleva algún tiempo escribiendo mucho acerca de la relación del turismo con el desarrollo sostenible y con la preservación y puesta en valor del patrimonio, conceptos que hasta no hace mucho tiempo hubieran parecido antagónicos, pero que con la lógica de los tiempos presentes están destinados a abrazarse. Los turistas comienzan a darse cuenta del daño que ocasionan al medio que visitan y por tanto a su patrimonio; son más exigentes y comprometidos en materia medioambiental. Pero también lo son cada vez más los destinos, que compiten para ser vistos en el exterior como un buen lugar para visitar pero sobre todo para vivir. El cambio hacia la sostenibilidad en Canarias es posiblemente el reto más importante al que se ha enfrentan nuestras islas. ¿Pero de verdad lo estamos haciendo bien?

Los turistas comienzan a darse cuenta del daño que ocasionan al medio que visitan y por tanto a su patrimonio; son más exigentes y comprometidos en materia medioambiental. Pero también lo son cada vez más los destinos, que compiten para ser vistos en el exterior como un buen lugar para visitar pero sobre todo para vivir

Nuestras medianías están llenas de obras y construcciones ilegales, cuya estética nada tiene que ver con nuestras costumbres o tradición. El gris del cemento es el color dominante en el paisaje; las fincas se van colmatando paulatinamente de contenedores marítimos habilitados a modo de cuartos de aperos new age. En nuestro suelo rústico cada vez se ven menos cabras, papas o naranjeros; ahora es más fácil encontrarte un chalet con piscina que con un rebaño de cabras en suelta. Y encima construido en lo alto de un cerro, en un entorno de enorme valor y que el planeamiento ‘protege’ como un suelo rústico de protección ambiental… Los espacios naturales están también absolutamente vulnerados; son concebidos como un lugar para ocio y no como un reducto de necesaria preservación de la bio y geodiversidad. ¿Pero qué estamos haciendo con nuestro territorio y con nuestro paisaje? ¿Por qué despreciamos nuestra herencia?

Girando la mirada nuevamente al turismo, en la ley 4/2017, de 13 de julio, del Suelo y de los Espacios Naturales Protegidos de Canarias, se establece en su título II, relativo a la utilización del suelo rústico, que solamente se admitirá el uso turístico alojativo en el formato del turismo rural, de acuerdo con la legislación sectorial de aplicación. En consecuencia, el legislador preveía proteger el paisaje y el territorio (en definitiva, el patrimonio), permitiendo únicamente un uso turístico relacionado precisamente con el patrimonio, y este es el turismo rural.

Sin embargo, los portales de comercialización de turismo vacacional están repletos de alojamientos que incumplen esta norma esencial de protección del territorio, y se ofrecen algunos inusuales y sorprendentes, los cuales yo creo que le faltan al respeto a nuestra herencia (cabañas de madera prefabricadas, tiendas, chozas, yurtas, barricas…) todas habilitadas (de aquella manera) como alojamientos. ¿Qué dice de nosotros como pueblo y sociedad ese tipo de oferta alojativa? ¿Cómo puede tener cédula de habitabilidad, primera ocupación o licencia de apertura cualquiera de esos ‘alojamientos’?  ¿Qué dice y qué transmite eso de nuestro territorio y de nuestro patrimonio? ¿Acaso no se ve que eso falsea nuestro paisaje y compromete nuestro futuro con el desarrollo sostenible?

Yo creo que en menos de quince años hemos sido capaces de amenazar seriamente nuestro patrimonio, pues no existe una cultura de respeto hacia el territorio. Nuestra sociedad está acabando a pasos agigantados con un legado centenario. Por eso considero que el rol que las instituciones deben desempeñar en estos momentos es crucial. Y este debe concentrarse en reunir, poner en valor y dar acceso a la sociedad en general de la memoria cultural y de los recursos patrimoniales que le son propios, evitando falsedades y sucedáneos sin sentido.

Si no lo hacemos pronto, dejaremos a nuestros hijos huérfanos de patrimonio.

 

 

 

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Pedro David Díaz Rodríguez es geógrafo, técnico del Ayuntamiento de Granadilla de Abona y propietario de Las Vigas-Vivencia Rural (@lasvigasvivenciarural)

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2 Comentarios

  1. Marcos Antonio Rodríguez Santana dice:

    Desde mi punto de vista,en pleno siglo XXI, el turismo que visita de nuestro patrimonio natural se está convirtiendo en una simple sensación para los influencers de fin de semana y algún influencer profesional, quizás deberíamos ver la paja en el ojo ajeno y fijarnos por ejemplo en lo que acaba de hacer Nueva Zelanda con campañas que busquen fotos en sitios con menos sensibilidad ambiental, cultural y patrimonial.
    Y lo más importante que las administraciones responsables hagan cumplir la ley, no sólo porque es lo justo, sino porque es la herramienta para proteger nuestro Patrimonio.
    Gran artículo Pedro.

  2. Isidoro González dice:

    Fantástico artículo, no se puede decir tanto con tan pocas palabras. Enhorabuena y a seguir en la misma línea.

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