Viviendo en hoteles

Esa luz al final del túnel

24 May , 2021  

Hace unas semanas me estaba planteando escribir sobre el final del túnel en un tono mucho más pesimista que ahora. ¿Por qué? Pues porque hace unas semanas la situación no tenía ningún atisbo de cambiar; seguíamos con muchos de nuestros compañeros en ERTE, las reservas de habitaciones no tenían ningún cambio que no fuera un plazo de 7 ó 15 días (olvídate de hacer pronósticos de ocupación como hacíamos antes, ¡ni locos!). Era, como escribía en mi último post, una especie de Día de la Marmota, pero con la primavera ya bien entradita en meses, la primavera del calendario, porque para mí que era como seguir en un periodo de Juego de Tronos, donde “Winter has come”.

Pero mira tú que en esta última semana sí creo ver algunos cambios, ya para mejor; o al menos es lo que uno intenta: animarse, que buena falta nos hace. Incluso ya se empiezan a ver varios análisis en los que la “luz al final del túnel” es una frase bastante común de leer.

Un túnel es una obra de ingeniería que siempre me ha sorprendido, porque mira que debe ser difícil empezar a perforar un lado de una montaña y llegar al otro lado, que también ha comenzado a la vez, y encontrarse en un punto más o menos intermedio. Y eso sin que se te caiga la montaña encima.

Pero teniendo en cuenta todos esos estudios y trabajos que hay que hacer para que podamos ver un túnel ya concluido, hay algo que sí que puede significar que todo lo que hemos diseñado, planificado y ejecutado nos lleve a ver una luz que indica que el otro lado de la montaña está ya ahí y que todo ha concluido, y que solo queda “pulir” los bordes del túnel y adecentar el suelo para que se pueda circular por su interior.

Les puedo asegurar que he llegado a pensar que esta pandemia nos había abocado, no a un túnel sino más bien a un tubo volcánico del que no se sabía si había una salida al final, o simplemente que a medida que avanzábamos, casi en oscuridad, lo único que nos quedaba era encontrar un muro al final que no tenía salida. Imagino que muchos habrán pensado algo así cuando en octubre pasado volvieron las restricciones más severas y la esperada temporada de invierno 2020 simplemente ni siquiera empezó.

En estas dos últimas semanas, las sensaciones son diferentes y para mí la más clara ha sido la necesidad de nuestra empresa de tener que avisar a nuestro personal para que se reincorporen a sus tareas, sobre todo en la parte de cocinas y restauración, porque la entrada de clientes sí que ha dado un cambio importante y requerimos de todas las manos posibles para dar el servicio que nuestros clientes se merecen. Y como les digo, las sensaciones son diferentes, sobre todo al volver a ver a compañeros que hacía casi nueve meses que no veía (desde el final del verano pasado). ¡Y esa sí que es una sensación positiva!

También vemos que algo está cambiando porque ya tenemos fechas para la reapertura de aquellos hoteles de nuestra cadena que estaban cerrados por falta de reservas. Volvemos a estar con todos los productos disponibles y sabemos que la demanda es aún muy floja, pero sí que hay más demanda por venir a Fuerteventura, Lanzarote o Mallorca, donde R2 Hotels tiene presencia activa. Es obvio que las noticias de que nuestros mercados emisores más importantes eliminen las cuarentenas al regreso de los viajes han animado a muchos a buscar las mejores ofertas para hacer ese viaje que lleva más de un año en situación de stand-by.

¿Se ha acabado todo esto? ¿De verdad? Seamos serios y tengamos presente que la pandemia no ha terminado, aún hay mucha gente que sigue infectándose de la enfermedad, que muchas personas siguen hospitalizadas y, algunas de ellas, por desgracia, es posible que no superen la COVID-19. Además, solo por el hecho de recordar a todos los habitantes de este planeta que han fallecido por esa enfermedad tan inesperada debemos seguir siendo cautos y vigilantes en todas las medidas de control que podemos mantener como individuos y como empresa de servicios.

Como comentaba antes, el trabajo de ingeniería de perforar el túnel y llegar al otro lado de la montaña no es el final del trabajo. Ahora nos toca reforzar las paredes y el suelo, para lograr que el túnel sea transitable. Y sobre todo que tengamos en mente un buen plan de mantenimiento para que ese túnel, tan arduamente ejecutado, nos permita un uso a muy largo plazo, donde la eficiencia y la rentabilidad vuelvan a estar presentes en nuestras empresas y podamos seguir dando trabajo y bienestar a todos nosotros. Animo a todos aquellos hoteles que están pensando aún si volver o no a la actividad a que se preparen, porque creo que esta vez sí que podremos mantenernos, aunque la circulación por este nuevo tramo de autovía no tenga aún la afluencia de vehículos de hace un par de años. Pero estoy seguro de que esa afluencia volverá.

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Francisco Rodríguez es director financiero corporativo de cadena hotelera

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