Gustavo Celorrio Dorta, director del hotel rural El Navío, Guía de Isora
Nacido en Santa Cruz de Tenerife y con familia procedente de La Orotava, Gustavo pasó mayoritariamente su infancia en Guía de Isora, municipio donde se encuentra el hotel rural El Navío, que dirige actualmente. Este establecimiento se ubica en una finca familiar en la que su principal cultivo es el plátano. Es herencia de su bisabuelo, Salvador Marrero, pionero en esta zona costera del sur de Tenerife en el cultivo del tomate, que se amplió después al plátano. “Él consiguió canalizar el agua de regadío en la zona cuando solo había eriales”, recuerda. Unas casas que en un principio construyó su bisabuelo para los jornaleros fueron reformadas en 1998 por su padre, Manuel Celorrio, con la idea de convertirlas en un hotel rural, una idea que se consagró en junio de 2006 y se convirtió en el primer alojamiento rural de la zona y el primer hotel rural del suroeste de Tenerife. “Nunca trabajé en hostelería hasta la inauguración del hotel; desde mi infancia me crié en un entorno agrícola y, de hecho, mis estudios de capataz me llevaron a ejercer mis primeras labores profesionales en El Palmetum de la capital tinerfeña; ya luego, como autónomo, trabajé en diferentes proyectos para el Cabildo de Tenerife”, apunta Gustavo. Sus inicios en el hotel comenzaron tras la finalización de uno de sus proyectos personales y el final de las obras, con la llegada de los primeros huéspedes procedentes de Alemania. “Casi sin darme cuenta me involucré de forma absoluta en ese momento en el mundo de la hostelería”, comenta.
‒Tras la pandemia y decretarse el cierre de los establecimientos turísticos en todo el país, ¿cómo vivió el hotel la situación?, ¿saca alguna lección o aprendizaje en el ámbito profesional?
Hemos aprendido a adaptarnos en todo momento, apelando a la seguridad. Entendemos que gran parte de la buena recuperación en nuestro caso en particular se debe a que ofrecemos unas instalaciones con grandes espacios abiertos al exterior, en las que el cliente puede sentirse algo más seguro.
‒¿Cómo llegó usted a dedicarse al mundo de la hostelería?
Pues casi sin darme cuenta, la verdad; mi infancia siempre la recuerdo entre el mar y el campo. Mi bisabuelo se dedicó al cultivo del tomate y del plátano y construyó unas casas para los jornaleros en el medio de la finca que regentaba. Y esas casas, con los años, mi familia las convirtió en un alojamiento, el primer hotel rural del suroeste de Tenerife.
‒¿Cuáles cree que son los puntos fuertes del establecimiento para captar clientes?
Hay muchos recursos tecnológicos y comunicativos para captar nuevos clientes, pero siempre será fundamental el trabajar con ganas e ilusión y que todo huésped lo note. Esa es la mejor publicidad y hace que los clientes repitan y lo trasmitan a potenciales usuarios.
Entre el mar y el campo, así recuerdo mi infancia
‒Como director del hotel, ¿qué cree que aporta El Navío al segmento del turismo rural de la isla de Tenerife?
Al igual que la Isla está llena de microclimas y microentornos, pienso que también está llena de hoteles singulares, cada uno con unas características y especificidades que los hace únicos. Y pienso que el hotel rural El Navío es uno de estos hoteles con personalidad propia, y creo que no habrá otro en el mundo que se le asemeje.
‒La sostenibilidad es sin duda hoy un eje importante de la acción de muchos sectores, el turístico especialmente. ¿Qué acciones específicas ha puesto en marcha en su hotel dirigidas a un turismo más sostenible?
La sostenibilidad no solo es un beneficio visual para la empresa con nuestros clientes, sino que a veces también mejora los recursos y reduce los gastos del negocio, ya sea teniendo una buena eficiencia energética como una baja producción de desechos. A lo largo de los años hemos mejorado en varios sectores, como el energético, en el que hemos incorporado luminaria de bajo consumo, así como sensores de movimiento y paneles solares, bien sean fotovoltaicos como térmicos para el agua. También generamos una baja cantidad de residuos con un consumo eficiente de los recursos.
‒¿Existe conciencia entre sus clientes sobre este importante eje de la sostenibilidad?
Los clientes demandan un mínimo de calidad, no sólo en los servicios que se les ofrece, sino también en la calidad de los productos y del entorno. Si ofrecemos un entorno sostenible, mejoramos en calidad y aumentamos el valor de las instalaciones. Si no existiera este tipo de demanda no podríamos ver una buena rentabilidad en un turismo rural como el nuestro.
‒Cada vez se potencia más la venta directa, ¿qué canales utiliza usted para vender el hotel rural El Navío y más o menos qué porcentajes representan en su caso?
Para un hotel pequeño como el nuestro es difícil posicionarse sin el apoyo de turoperadores que a día de hoy nos suponen alrededor del 20%; también las agencias online (Booking.com, Expedia…) hoy día pueden suponernos un 50% frente al 30% restante de venta directa. Esta va aumentando a lo largo de los años en detrimento de otros canales, gracias a factores como la mejora en la tecnología del channel manager y otras plataformas asociadas. O por el aumento de clientes repetidores que ha ido creciendo exponencialmente.
Tener la sensación de estar en algún lugar remoto del planeta sin haber cogido ningún avión es el mejor recuerdo de un cliente que tuvimos
‒Seguro que desde la puesta en marcha del negocio atesora muchas anécdotas, pero alguna que recuerde especialmente…
Muchísimas. Cuando se mantiene un vínculo estrecho con los huéspedes en un entorno familiar como el nuestro es fácil vivir parte de sus experiencias. A menudo nos envían recuerdos y regalos desde su lugar de procedencia, pero especialmente nos enorgullece cuando nos recuerdan lo peculiar y único de nuestro hotel. De las últimas estancias, recuerdo cuando un residente de Tenerife nos aseguró que había tenido la sensación de haberse cogido unas buenas vacaciones en algún sitio remoto del planeta y tan sólo había tenido que alojarse en El Navío sin tener que haber tomado ningún avión.
‒¿Cómo visualiza el futuro de su hotel rural?
Creo que el hotel seguirá creciendo en calidad y servicios y eso se reflejará en una buena ocupación, siempre que las nuevas normalidades nos lo permitan.
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