Llegan puntuales a la cita. Son las 10:30 horas del 27 de febrero y un sol radiante se lleva el protagonismo inicial en la terraza del hotel emblemático F24, en la capital tinerfeña. Saben que van a compartir un desayuno con otras mujeres que trabajan en departamentos mayoritariamente masculinos en establecimientos alojativos asociados a Ashotel, pero no tienen muy claro los temas sobre los que van a charlar. Son Gladys Ortiz (1970), jefa de Bares de Alúa Atlántico Golf Resort; Iballa Padilla (1976), jefa de Servicio Técnico de Jardín Tecina; Elena Pérez (1985), jardinera de GF Victoria; Aránzazu Suárez (1975), coordinadora de Seguridad de Iberostar Selection Anthelia; y Sonia Reig (1972), directora de Sistemas de Grupo CIO – Bahía del Duque. Localizarlas no fue fácil a priori en un sector en el que sus responsabilidades están mayoritariamente en manos de hombres, aunque una vez contactadas todas aceptaron con agrado el encuentro.
Aunque las mujeres son mayoría en el cómputo global de las plantillas de los establecimientos alojativos asociados a Ashotel (59%) y suponen casi el 52% al frente de un departamento, lo cierto es que aún hay hoy profesiones y áreas muy masculinizadas en el sector, mientras que solo el departamento de Pisos es abrumadoramente femenino (97%), según la última encuesta realizada por el Observatorio de Sostenibilidad y Competitividad Turística de Ashotel.
Precisamente, los departamentos en los que trabajan estas cinco protagonistas solo están dirigidos por mujeres en el 0,86% de los casos (Servicio Técnico–Mantenimiento), en el 6,9% (Seguridad), el 11,3% (Sistemas–Informática) y el 27,6% (Comidas y Bebidas).
En relación con esta circunstancia, ya un estudio elaborado por la Fundación Insular para la Formación, el Empleo y el Desarrollo Empresarial (Fifede) y la Fundación General de la Universidad de La Laguna en 2017 sobre el techo de cristal en la industria hotelera de Tenerife, con la colaboración de Ashotel, constató que la presencia de las mujeres en los puestos de media y máxima responsabilidad es una realidad en los hoteles de Tenerife, aunque siguen siendo minoría y están excluidas de los niveles de decisión en determinados puestos y departamentos. Además, a medida que aumentan las estrellas y el número de camas de los hoteles disminuye la presencia de mujeres en puestos de responsabilidad. El citado estudio constató también que las mujeres tienen una trayectoria laboral más lenta y sinuosa que la de los hombres.
Trayectorias personales
Gladys Ortiz lleva casi toda su vida laboral en el sector hotelero, dedicada a diferentes funciones enmarcadas en los departamentos de Sala y Bares. Desde 2010 es jefa de Bares en el Alúa Atlántico Golf Resort, San Miguel de Abona, pero comenzó como platera, ayudante de camarera, bufetera, camarera de bares y luego jefa de Sector. Con formación como barman, camarera de restaurante y motivación y cohesión de equipos, el trabajo de Gladys consiste en organizar el montaje para la apertura de los bares y sala VIP del hotel, organizar turnos y distribución de personal; hacer pedidos, revisar maquinaria, mobiliario… “que todo funcione correctamente, vamos”. Recuerda que en el momento en que ascendió a jefa de Bares solo había otra mujer trabajando en su equipo; ahora ya son tres. Está convencida de que tuvo que luchar para llegar a su puesto actual, pero eso no ha sido óbice para tener siempre una buena relación con sus compañeros. “Es posible que en algún momento sintiese inseguridad y eso es lo que ha podido influir en esa mayor dificultad para acceder a mi actual puesto”, cree.
Iballa Padilla, arquitecta técnica, lleva casi 18 años trabajando en Fred Olsen, de los cuales los últimos 13 ha desempeñado la labor de jefa de Servicio Técnico del hotel Jardín Tecina (La Gomera). A su cargo tiene a un equipo de 28 hombres y ninguna mujer, una circunstancia muy poco común, sin duda. Su trabajo en el hotel consiste, grosso modo, en la supervisión y gestión del mantenimiento de sus instalaciones, la organización de las revisiones reglamentarias, la organización técnica de eventos, la planificación, organización y supervisión de obras de reforma y mejora en el hotel. “Al principio, cuando me llamaban por teléfono de algún Organismo de Control Autorizado (OCA) y notaban mi voz femenina se quedaban un poco mosqueados, pero luego se acostumbraron”, recuerda Iballa, quien vivió la crisis de la construcción, sector en el que trabajó con anterioridad para empresas como Dragados o Acciona.
Elena Pérez entró a trabajar como ayudante de Jardinería en el hotel GF Victoria, Adeje, durante la obra de construcción del hotel, en 2017; dos años después ascendió a jardinera, “una decisión en la que la empresa eligió entre un candidato hombre y una mujer”, recuerda orgullosa. El suyo es un equipo formado por 13 personas, entre las que solo hay una mujer. Afirma que su relación con sus compañeros es muy buena y aunque es consciente de que el suyo es un trabajo duro físicamente se siente preparada para ello. “Me gustaría que hubiera más mujeres en mi equipo”, apunta. “Yo siempre he tenido claro que quería trabajar y fue en este campo donde se me abrió una oportunidad; nunca me he sentido diferente por ser mujer, pero reconozco que al principio, cuando me incorporé al equipo de Jardinería, sí pude sentir cierta inseguridad”, recuerda. El trabajo de Elena, quien realizó un Grado Medio de Viveros y Jardines, consiste, según ella misma describe, en “regar las plantas, limpieza de los jardines, poda de palmeras, fumigación, cortar el césped, arreglar las averías de las mangueras…”.
Aránzazu Suárez lleva solo seis meses como coordinadora de equipo en Seguridad en el hotel Iberostar Selection Anthelia, Adeje, vinculada a la empresa Segurmáximo. Con anterioridad estuvo tres años como vigilante de seguridad en el mismo hotel. Aunque comenzó a estudiar Psicología y realizó algunos trabajos como animadora sociocultural mientras estudiaba, lo cierto es que en 2006 dio el salto a un centro comercial como vigilante, ya que necesitaba estabilidad laboral. Allí estuvo 10 años, tiempo tras el cual comenzó nueva etapa profesional en el hotel en el que hoy trabaja. “Las funciones que tiene una vigilante de seguridad, además de custodiar los bienes que se incluyen en su custodia, consisten en garantizar el bienestar de las personas”, explica. Ya como responsable, su trabajo está vinculado actualmente en ejercer de nexo de comunicación entre la labor del equipo de Seguridad y la dirección del hotel, siempre contando con la supervisión de la empresa Segurmáximo”. El suyo es también un trabajo muy masculinizado; de hecho, en su equipo cuenta con otras cinco personas, de las cuales solo una mujer, además de ella como coordinadora. Las diferencias en su puesto siendo hombre y mujer se perciben, desde su punto de vista, de forma subliminal, pero existen: “Hay clientes y empleados que sí me han confesado que se sienten más seguros que si quien desempeña la labor de vigilante es un hombre”, lamenta.
Finalmente, Sonia Reig, tras una trayectoria laboral de más de 25 años, hace ya 10 que la fichó Grupo CIO como directora de Sistemas, proveniente de Emmasa, donde ejercía como jefa de Informática. Sonia formó parte de la primera promoción de Ingeniería Superior Informática de España, una carrera con un alto porcentaje de alumnado masculino. “Mi trabajo consiste en liderar el cambio tecnológico en la organización actual, adaptándolo a los cambios constantes de las tecnologías de la información e implantar diferentes proyectos relacionados con dichas tecnologías en los diferentes negocios que conforman el grupo”, explica. Sonia se considera una privilegiada, pero es muy consciente de que no todas las mujeres tienen las mismas oportunidades para llegar a puestos de máxima responsabilidad ni tampoco al área en el que ella se mueve; de hecho, dirige hoy un equipo de seis hombres y una sola mujer.
Igualdad, conciliación y brecha salarial
¿Promueven las empresas alojativas en Canarias aumentar los porcentajes de mujeres en departamentos mayoritariamente masculinos? “Sinceramente, si hablo desde mi experiencia, creo que se prima más bien a quien trabaja, a quien es responsable en su día a día, más que el hecho de que se sea hombre o mujer”, apunta Sonia. Elena, por su parte, considera que al menos en su empresa “hay cada vez más mujeres en departamentos masculinizados”, pero aún falta camino para igualar varias áreas.
De las cinco, algunas decidieron ser madres hace ya más de una década y otras no tienen personas a su cargo. La conciliación de sus vidas personales y profesionales forma parte de un debate vivo al que dan mucha importancia.
“Cuando miro atrás y me veo siendo madre justo en un momento importante de mi carrera, sin una red familiar, a pesar del reparto de tareas con mi marido pienso en cómo pude hacerlo”, recuerda Sonia. Hoy, tras los años de pandemia, su labor le permite teletrabajar con facilidad. No es el caso de Gladys, Elena o Aránzazu, cuyas funciones exigen presencialidad.
Iballa comenta que se quedó embarazada en el primer año al frente de su equipo y esa circunstancia no fue impedimento para que la hicieran fija. “Tanto en la empresa de construcción como en el hotel he tenido flexibilidad para ir a buscar a mis hijos si se ponían enfermos; también para teletrabajar”, apunta, siendo consciente de que no todas las mujeres de su sector pueden afirmar lo mismo.
El trabajo de Aránzazu es, quizá, el más complicado para conciliar. “Trabajo en turnos de 12 horas, tal y como está establecido en mi departamento, una situación que dificulta bastante la conciliación; si me pongo enferma o tengo que hacer alguna gestión, como mi equipo no es muy grande –somos seis contando conmigo– las sustituciones no son tan sencillas, ya que cubrimos las 24 horas, los 365 días del año, y en cada turno hay solo un vigilante”, explica. En el área de Aránzazu trabaja otra mujer que es madre y gracias a su red familiar puede cumplir con los turnos que exige esta función. Mientras, Elena, a pesar de no poder teletrabajar por la naturaleza de su responsabilidad como jardinera, asegura poder conciliar muy bien. “Tenemos buenos horarios y tengo la suerte de poder combinar mi vida laboral y personal bastante bien”, afirma.
Por su parte, el trabajo de Gladys tampoco permite el teletrabajo. “Aunque no tengo cargas familiares, y por esa parte no tengo ningún problema, no siempre es sencillo conciliar otros aspectos de tu vida personal con tus horarios en el hotel”, comenta, al tiempo que afirma que, como jefa de Bares, “ante dos candidatos, hombre y mujer, igual de válidos, me decanto por la mujer para tratar de equilibrar mi departamento”. Algo similar piensa Elena: “Si estuviera en mi mano decidir en un proceso de selección –y ya se lo he dicho a mi jefe–, apostaría por incorporar a más mujeres en Jardines; necesitamos compensar el área”. Ella confía en que pronto no sea la única mujer de su equipo.
Respecto a la brecha salarial, recuerdan que al menos en los puestos de base imperan las tablas salariales del convenio colectivo de hostelería, en las que, a igual función, igual sueldo. Sin embargo, en los casos de puestos directivos, quizá más bien los de alta dirección, existen criterios más subjetivos en la asignación de salarios, tal y como ha denunciado la vicepresidenta de Ashotel y presidenta de Grupo Fedola, Victoria López, quien lamenta que aún hoy las mujeres cobren menos que los hombres en este tipo de puestos.
La logística, “en el ADN de las mujeres”
Todas coinciden en que la propia naturaleza o, más bien, la tradición cultural y educativa que se arrastra por siglos y décadas han convertido a las mujeres en personas muy organizadas y responsables. Esa capacidad de organización se traslada al día a día y, obviamente, queda reflejada en ese reparto de áreas en las que hay una presencia mayoritaria de mujeres, como pueden ser los Recursos Humanos, por ejemplo. “La logística casi que la llevamos en el ADN”, añade Sonia. Y precisamente por eso “hay empresas que buscan incluso mujeres con hijos a su cargo, porque saben que serán responsables en su trabajo”, apunta Aránzazu.
Por suerte y porque además ya es ilegal, atrás quedaron aquellos tiempos en los que en las entrevistas de trabajo solo a las mujeres se les preguntaba si tenían en mente ser madres en un plazo corto de tiempo y si estaban casadas.
Propuestas de mejora
La incorporación de la mujer a departamentos específicos o la necesidad de ir rejuveneciendo las plantillas afloran necesidades cada vez más acuciantes, con las que estas cinco mujeres coinciden. La primera, que aseguran sería “un avance inmenso”, sería la puesta en marcha de guarderías en las propias instalaciones de los establecimientos alojativos. Saber que tienen cerca a sus hijos o hijas, especialmente cuando son bebés, es un alivio en caso de enfermar, incluso para las que se incorporan de sus permisos de maternidad y quieren seguir amamantando. Sin embargo, no todo es tan sencillo: la intendencia de instalar una guardería en el interior de un hotel exige unos requisitos muy exigentes, como contar con una cocina independiente, entre otros.
Otras propuestas de mejora, que ya se llevan a cabo en algunos hoteles y apartamentos, son las zonas de descanso y ocio para el personal o la programación de sesiones de pilates o fisioterapia.
Queda aún camino por recorrer hacia esa igualdad real y las mujeres que trabajan en el motor de la economía canaria son conscientes de la importancia de no bajar la guardia. Faltan mujeres en puestos de decisión, pero sin duda este es un sector con plantillas numerosas en las que la mujer va cobrando relevancia y peso en las estructuras empresariales. ¿Lo siguiente? «Más mujeres en la alta dirección, más mujeres en los consejos de administración, más mujeres al frente de los negocios», resume Victoria López.
8 de marzo, 8M, Día Internacional de la Mujer, mujeres en el sector hotelero, mujeres en puestos masculinizados
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