Quienes me conocen saben que suelo recurrir a esta expresión tan canaria, ‘¡baja el labio!’, ¡bajemos el labio!, para pedir que se relajen un poco aquellos que, con demasiada frecuencia, quieren pasar por encima de los demás pisoteando al resto o pretendiendo sentar cátedra con propuestas descabelladas, aun a pesar de no tener ni idea de lo que hablan.
Pues bien, este ¡baja el labio! quiero dedicárselo a todos esos seudogurús turísticos que en las últimas semanas ocupan portadas y artículos de opinión en periódicos y pululan por tertulias y entrevistas radiofónicas con la solución a todos los males que, supuestamente, genera el sector turístico canario, o que generamos las “malas personas” que trabajamos en él.
Algunos de estos nuevos profetas turísticos tienen incluso algún puesto representativo, lo que parece que da cierta áurea de credibilidad a sus declaraciones. Resulta curioso que estas recetas las den quienes nunca han trabajado en turismo o hayan gestionado una empresa, pero ya se sabe: consejos vendo que para mí no tengo.
Hablan de la importancia de establecer una tasa turística en Canarias porque las principales ciudades del mundo la tienen. ¡Estupendo! Pues me pido la conectividad aérea de Nueva York, la red de carreteras de Francia, la terminal del aeropuerto de Barcelona (la de Madrid también me vale) y el museo británico. Total, puestos a pedir pidamos todos, ¿no?
Lo que no dicen, seguramente porque no lo saben, es que precisamente un importe similar al que una tasa turística podría recaudar en Canarias (entre 100 y 120 millones de euros anuales) lo está percibiendo hace precisamente tres años el Gobierno de Canarias del sector de alojamiento turístico debido al incremento del 40% que hizo en el IGIC en julio de 2012, al aumentarlo del 5% al 7%. Efectivamente, la subida del IGIC supuso un incremento de recaudación de casi 100 millones de euros SOLO en el sector de alojamiento turístico. De esos 100 millones, ¿saben ustedes cuánto se ha dedicado a mejorar los destinos turísticos? No se preocupen, ya se los digo yo: CERO.
Y no hay que olvidar los 1.800 millones de euros en recaudación impositiva que generó el pasado año el sector turístico en Canarias. Así que no nos creamos ahora que una tasa turística que se invente algún iluminado vaya a destinarse a mejorar nuestros destinos turísticos, pero sí servirá para encarecernos frente a otros competidores y para que los turoperadores nos empiecen a ver con recelo.
Les pongo un ejemplo de lo que sí marcha bien. Desde 2007 viene funcionando en Tenerife el Convenio para la Regeneración del Espacio Turístico. Se trata de un acuerdo en el que participan el Cabildo de Tenerife, los cuatro ayuntamientos turísticos de la isla (Adeje, Arona, Puerto de la Cruz y Santiago del Teide), Ashotel y otras entidades, para identificar y crear proyectos de intervención en el espacio público turístico, de manera que una vez redactados puedan presentarse a diferentes convocatorias de financiación pública. De esta forma, y poco a poco, se han ido transformando los espacios públicos turísticos de Tenerife en beneficio de todos: los turistas, los residentes y los operadores. Y eso sin necesidad de tasa turística ni nada por el estilo. Puestos a copiar, copiemos lo que funciona.
Y a los que les recomiendo bajar el labio les recuerdo también que los experimentos mejor en casa y, a ser posible, con gaseosa.
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