La alta producción de pan en el sur de Tenerife tiene un nombre: Surpan, una empresa familiar fundada entre cuatro paredes en un pequeño obrador de Los Realejos, cuando se amasaba a mano, cuando los pastones de siete kilos de hojaldre se estiraban manualmente dejando la vida en el intento. Aquí empezó todo, y así todo empezó. Hace unas semanas tuve la suerte de conocer el sistema de producción que esta empresa de raíces locales lleva a cabo para abastecer a una gran mayoría de la planta hotelera de Tenerife y parte importante también del resto de las Islas.
Un equipo de trabajo organizado desde la recepción, almacenamiento, producción, conservación, distribución, sin olvidarnos del departamento de calidad, hace que el producto final sea de calidad diferenciada en lo que a producción industrial se refiere. Surpan cuenta con dos centros de producción, uno en Playa San Juan, volcado en la producción de pan, y otro en el polígono industrial de Granadilla, más centrado en la elaboración de productos de pastelería. Como bien comenta Jorge, uno de los fundadores de esta marca, “cuando la panadería en Tenerife estaba cayendo en picado con el boom del pan congelado, yo decidí apostar por esto”, una apuesta de futuro arriesgada, ya que nadie sabía cómo iba a ser la aceptación de su producto. Este fue el trampolín a la industrialización. Cada vez más pedidos, más demanda, mayor variedad de productos, mayor número de empleados realizando sus funciones hacen de Surpan una familia en constante crecimiento y expansión silenciosa.
Como muy bien ocurre con otras empresas de producción y/o distribución de productos alimenticios, esta colabora haciendo donaciones de sus productos. Tras ese ritmo de producción frenético, muchas veces se producen excedentes que se donan a centros sociales y puntos de consumo de los menos afortunados, quienes en muchas ocasiones terminan degustando pastelería propia de un hotel de 5 estrellas.
La filosofía de empresa de esta familia es aquella tan sencilla como que no va a pisar el trabajo del otro compañero que produce tres esquinas más abajo, en su pequeño obrador artesanal. Surpan tiene muy claro cuál es su cliente y a quién va dirigido el producto final. Creo que esa es la base de su éxito, el principio de no pisar el campo ni el trabajo de nadie.
Quiero destacar también la importante labor de expansión de esta empresa. Siempre mirando a las grandes cadenas de producción para aprender los procesos que desde su origen hasta su producto final agilizan los sistemas de producción, lo que les permite crear formulaciones de los procesos productivos que apenas les dan un mínimo porcentaje de margen de error en sus elaboraciones.
Desde aquí, felicidades a toda la familia que hace posible esta gran labor.
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