En la formación para el empleo y, concretamente, en la especialidad de hostelería y restauración, siempre he puesto como meta la creación de una empresa por parte del alumnado para llevar a la cúspide la praxis del aula. Esto, por suerte, lo pude ver con cinco emprendedores y emprendedoras con los que tuve el honor de compartir muchas semanas y cientos de horas de clase, pensando que después de acreditarse como profesionales titulados del sector hay una apuesta segura en calidad cuantitativa y cualitativa.

De calidad quiero hablar hoy en este post. De calidad de trato, de sonrisa, de gastronomía, de bienvenida, de empatía, de cordialidad y de exquisitez en el saber hacer de esos establecimientos que todos deberíamos tener como refugio para una buena charla o una exquisita cena sorpresa. La calidad de un lugar en el que podemos terminar con una sobremesa literalmente familiar con los dueños del local y, sobre todo, experimentar esa sensación de hogar donde la amabilidad sentida se hace patente con cada estrechón de manos.

Pulpo a la gallega de La Taberna del Puerto.

Estoy convencido de que el cariño es la clave para que las cosas salgan bien, para que los negocios prosperen, para que las personas se enamoren de los momentos y de las ilusiones de regreso. Cariño para tener una cocina digna de una estrella Michelin en la que tenga como elemento principal una gastronomía local, con un queso asado con mojo y gofio, un pulpo a la gallega, un entrecot al roquefort o unas croquetas de almogrote con miel de palma. Todo eso acompañado de una sonrisa y humor selecto lo podemos encontrar en La Taberna del Puerto en Santa Cruz, con la mejor atención de Eloy Felipe Barroso, siempre predispuesto, incansable y responsable.

Trabajar un negocio con ilusión diaria y con ternura a todo lo que se haga en él, marca la diferencia. De nada vale recrear fuegos artificiales para atraer público objetivo si no se tiene el medio más eficaz y la empatía del momento, siempre acompañado de un servicio inicial de pan recién horneado con mojo de cilantro y pimienta roja.

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Alberto Martínez Rodríguez es ‘couch’ ejecutivo del sector hotelero y formador ocupacional en hostelería

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